A sus 95, Javiera tiene una memoria prodigiosa, aunque, a ratos, le cueste reconocerlo. Recuerda cada detalle de su infancia en Barruelo de Santullán, lugar al que siempre ha regresado, pese a haber pasado casi toda la vida fuera. Lleva apenas unos meses en Tercera Actividad Aguilar y, aunque echa de menos su casa, es consciente de que este es su nuevo hogar y se encuentra acompañada, segura y confiada.

Nunca fui a la escuela, sé lo que me iban enseñando otros y lo que he ido aprendiendo con los años”, nos cuenta. Nació en Barruelo de Santullán en 1927. Su padre, trabajaba en la mina y su madre, se dedicaba a cuidar de ella y de sus 9 hermanos. Tiempos duros y demasiadas bocas que alimentar, en los que resultaba mucho más útil empezar a trabajar temprano para ganarse el pan, que pisar las aulas y aprender las cuatro reglas.

Pese a todo, Javiera ha sabido manejarse en la vida. Con apenas 12 años, salió de Barruelo, “para servir en una casa en Aguilar”. De allí se fue a Valladolid, donde estuvo unos cuantos años y, donde, cosas del destino, conoció a su marido, José Luis, asturiano destinado en la capital vallisoletana para hacer la mili. “Nos casamos y nos trasladamos a vivir a Oviedo”, recuerda. Aun así, nunca olvidó su pueblo natal que siempre visitó en verano y fechas señaladas. “Mi marido era asturiano, pero quiso que lo enterráramos en Barruelo y allí está”.

Su vida no ha sido sencilla: mucho trabajo y grandes pérdidas, la de su marido y la de su único hijo, que falleció con apenas 40 años. “Tampoco me queda ya ningún hermano, soy la única de los 10 que sigue viva”. Eso sí, tiene el cariño de sus sobrinas y sobrinos nietos, que la visitan a menudo y han estado pendientes de ella durante los últimos años.

“Tengo 95 años y me he ido manejando muy bien, pero este verano me caí y comprendo que ya no puedo estar sola”. Por eso ingresó en Tercera Actividad, donde se siente más segura, dado que hay médico y enfermeras. Aquí, incluso ha descubierto nuevas aficiones, como pintar, “no lo había hecho nunca, pero me gusta mucho”. Apenas lleva unos meses en el centro, pero esperamos que su estancia siga siendo igual de positiva o incluso mejor si cabe.