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No hay edades, sino experiencias: Dolores, una vida entre Suiza y León

No hay edades, sino experiencias: Dolores, una vida entre Suiza y León

María Dolores, Tercer Actividad León

Es natural de Destriana de la Valduerna, concejo de La Bañeza. Lo dice orgullosa y con rotundidad, pese a que lleva años sin visitar el pueblo. Emigró a Suiza con su marido y allí tuvieron a su hijo. Por él regresó a España y lleva un año viviendo en nuestro centro de León, donde ha encontrado una buena amiga y compañera.

Dolores nos cuenta que fue la tercera de ocho hermanos, cinco chicas y tres chicos. Su casa debió de ser una auténtica “juerga”, en el buen sentido de la palabra y, es que, su padre era “uno de los mejores bailadores de jotas del pueblo”. Afición que heredaron ella y sus hermanos.  Trabajó mucho para ayudar a su familia. Dejó el colegio con 14 años, pero tiene un muy buen recuerdo de su infancia, del pueblo y de lo mucho que jugaba con sus amigas a la bigarda, al tanguillo o al hoyo.

“Para el primero afilábamos un palo por ambos lados y tirábamos para clavarlo en el suelo y sacar el del resto; en el tanguillo colocábamos una piedra, hacíamos una raya y lanzábamos para darla”, recuerda ilusionada. Otra imagen que no se le borra es la de los bailes, así conoció a su marido Melchor, quien la sacó a bailar al corro. Tras tres años de novios, se casaron y, como tantas otras parejas de la época, emigraron a Suiza para labrarse un porvenir. “Mi cuñada Rosa y el cura Pepín hicieron las gestiones necesarias para que pudiésemos marchar”.

Melchor se empleó en la construcción y ella en un bar y una librería. “El primer año fue duro porque no entendía nada del idioma. Hablaban en francés. Lo aprendí y aún recuerdo muchas palabras y hasta el nombre del jefe Monsieur Fontanela”, dice. “Fuimos muy felices, nos trataron bien, pero decidimos volver porque apenas pasábamos tiempo con Juan José, nuestro hijo, y él no estaba aprendiendo nada de español”.

Regresaron a León, donde compraron un piso y montaron una tienda de alimentación. Su hijo Juan José se casó y le ha dado dos nietas, a las que quiere con locura y que la visitan con frecuencia. Afirma que se encuentra muy bien en Tercera Actividad y que tiene una compañera maravillosa, Dorita, natural del Bierzo. Les encanta estar juntas y participar en todas y cada una de las actividades del centro. Se ayudan y se complementan la una a la otra. “Siempre le digo, ¡qué suerte hemos tenido de estar las dos juntas!” y seguro que la impresión es mutua y compartida.