Siempre sonriente y atenta. Así es Lidia, una de las más jóvenes del equipo de Tercera Actividad. Joven, pero como decía aquel famoso anuncio, “sobradamente preparada”. Realizó un curso de monitor de tiempo libre mientras estudiaba bachillerato para poder trabajar los veranos en campamentos. Posteriormente, se decantó por la Educación Social e hizo prácticas con menores y personas con discapacidad y dependencia. Fue aquí donde descubrió que “quería trabajar con personas con discapacidad intelectual y/o con personas mayores”.

Compaginó sus estudios con diferentes trabajos: desde camarera a comercial y, en sus ratos libres, se fogueaba como voluntaria en Alzheimer León. Al poco de graduarse, una amiga le paso información sobre una beca que ofertaba la Fundación General Universidad de León en la residencia Tercera Actividad. No se lo pensó, se presentó y comenzó su trayectoria profesional en nuestro centro de Valdelafuente en marzo de 2020. Nunca lo olvidará, porque justo “una semana después se declaraba el estado de alarma”. Su beca quedó suspendida, pero le llamamos para prestar apoyo a las gerocultoras. Gracias a ello, puedo “conocer muchísimo al equipo y sobre todo a los residentes, lo cual me facilitaría bastante el trabajo de educadora que desempeñé meses después, cuando volvíamos poco a poco a la normalidad”, asegura.

Fueron meses muy duros, para Lidia y para todo el equipo, hubo quien renunció agobiado por la presión de aquellos días, pero ella recién llegada, no solo aguantó, sino que arrimó el hombro como el que más. Su capacidad de trabajo, su compromiso, entrega y amabilidad, lograron que en marzo de 2021 se le ofreciese la oportunidad de formar parte del equipo oficialmente, como responsable de servicios generales.  De nuevo, se lanzó a la piscina, sin pensárselo dos veces “porque me sentía como en casa, ya que todo el equipo me había acogido muy bien y me había ayudado”.

Hoy se ocupa de realizar tareas de supervisión y coordinación de los servicios de lavandería, limpieza, cocina y mantenimiento. Además, recibe a las familias durante las visitas y se encarga de los servicios de atención a domicilio “Contigo en casa”, centrados en comida, podología y fisioterapia. ¿Lo que más valora de su trabajo? “Poder contribuir a mejorar, o, mantener, la calidad de vida de los residentes”. Aunque, en algunas ocasiones no se puedan satisfacer completamente sus necesidades, “es muy bonito llegar a trabajar y recibir sus sonrisas porque son conscientes de que hacemos todo lo posible para que se sientan como en casa y en familia. Al fin y al cabo, somos una gran familia, comenta orgullosa.