Natural de Durango, María Jesús estudió auxiliar administrativo y trabajó ocho años en el País Vasco. Lo dejó todo para cuidar a sus hijos cuando eran pequeños y, en ese momento, decidió abrirse nuevas puertas y se formó como auxiliar de enfermería.
Se trasladó a vivir a Aguilar de Campoo donde realizó varios cursos especializados en atención a personas mayores, entre ellos, uno de atención geriátrica en residencias, especializado en Alzheimer, que impartía la Fundación Santa María la Real. Así comenzó su relación con la entidad. El día 3 de Junio de 2001 entraba a formar parte del equipo de Tercera Actividad, como auxiliar de enfermería. Recuerda perfectamente esa fecha. “La inauguración del centro fue a las seis de la tarde y yo me quedé a trabajar de noche, teníamos un solo residente”. “Parece que fue ayer y ya han pasado 20 años, así que cumplo años, profesionalmente hablando, con la residencia”, ríe.
Después de algún tiempo trabajando en Tercera Actividad, Marimar Espartero, por entonces, directora del centro, confío en ella y la nombró responsable de atención directa. Cargo que ocupa actualmente. “Mi trabajo consiste en coordinar y supervisar las tareas del equipo de auxiliares, organizando y planificando el trabajo, codo con codo con Alejandro, el actual director”, explica. “Formamos parte de un gran equipo multidisciplinar y entre todos logramos que la atención de nuestros residentes sea lo más importante”, afirma.
“No tenía nada que ver con este mundo, pero pronto me enganchó y me di cuenta de que me gustaba el trato con las personas mayores y valía para atenderlas y cuidarlas”, comenta María Jesús, quien se siente orgullosa de pensar que su trabajo le ha enseñado a poner en práctica valores tan bonitos como “la empatía, el respeto, la solidaridad, el cariño o la paciencia”. “Durante estos años he conocido a muchos residentes y compañeros. De todos he aprendido algo. Me gusta mi trabajo, porque a pesar de que se necesita mucha paciencia, es mucho lo que nos aportan las personas mayores con su sabiduría y experiencia. Hasta los que no pueden expresarse, con una mirada y una sonrisa, nos lo dicen todo”.
Recuerda también Mariaje, como la conoce cariñosamente el equipo de Tercera Actividad, que el último año ha sido el más duro de todos los que ha pasado en el centro y “nuestros residentes nos han dado una lección de vida con su capacidad de adaptación y sacrificio”. No se olvida de aquellos que ya no están, a quienes se ha llevado la COVID y, cómo no, agradece la colaboración y el trabajo en equipo con el resto de compañeros y la comprensión de las familias, que han hecho las dificultades, por compartidas, más llevaderas.
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