No son pocos quienes piensan y, quizá, tú seas uno de ellos, que las residencias son lugares donde las personas mayores que no tienen quien les cuide pasan los últimos días de su vida. No te engañes, no es así o, al menos, no debería serlo. El concepto de “residencia” ha cambiado mucho en los últimos tiempos. En Tercera Actividad trabajamos para que nuestros centros sean el segundo hogar de personas mayores y/o dependientes. Y, ojo, todos podemos ser dependientes en algún momento de nuestra vida. ¿Quién no ha sufrido una caída, un esguince o un accidente?

Cada vez recibimos a más personas que tras una estancia en el hospital, por motivos diversos, deciden pasar un tiempo en nuestros centros de Aguilar de Campoo y Valdelafuente, para recuperarse por completo de su lesión. No es extraño, dado que contamos con nuestras propias fisioterapeutas y con un equipo de apoyo integrado por terapeutas ocupacionales, médicos, enfermeras, animadores socioculturales y gerocultores. “Contar con un equipo tan completo es esencial en los procesos de recuperación”, comenta Marta García, fisioterapeuta en Tercera Actividad León. “Conmigo realizan un trabajo más físico, pero tienen el constante apoyo del resto de profesionales, por si hubiese que hacer alguna cura, seguimiento de medicación o apoyo en los procesos psicológicos, que no siempre son sencillos”.

Está demostrado que la recuperación, cuando se cuenta con un apoyo profesional y un seguimiento diario no solo es mucho más rápida, sino que puede contribuir a evitar problemas futuros. Es esencial el trabajo de cada persona y su disposición para recuperarse, pero “hemos tenido muchos casos en los que la mejoría es inmediata, en apenas unos días o semanas notamos el avance”. No hay milagros. Sí, constancia, trabajo, esfuerzo y un tratamiento personalizado e individualizado, porque cada lesión, cada persona es diferente y cada una requiere de su propio tratamiento. Cuando sales del hospital, tras haber sufrido una caída, un ictus, una lesión respiratoria o cualquier otro tipo de patología o accidente que haya requerido de ingreso, a veces, es difícil recuperarse sin apoyo, sin pautas y sin saber muy bien cómo actuar. ¿Qué puedo y qué no puedo hacer? ¿Qué debo y qué no debo comer? Son algunas de las preguntas más habituales. Gestos tan sencillos como subir las escaleras, ducharse, peinarse, hacer la compra o atarse un zapato, pueden convertirse en verdaderos retos. Superarlos adecuadamente y sin provocar un daño mayor requiere, en ocasiones, del apoyo y los consejos de un profesional. Ahí es donde entran equipos como el de Tercera Actividad, que no solo intervienen en el proceso de recuperación, sino que están preparados para llevar a cabo un seguimiento posterior o para asesorar y aconsejar a la familia. “El acompañamiento es constante y continuado, por parte de todo el equipo”, explica García, “es esencial que la persona se sienta segura, arropada y confiada”.

Mientras Marta habla, la persona que está a su lado, realizando un ejercicio en la barra para recuperar fuerza tras una operación de espalda asegura que “se siente muy bien”, “he sido la primera sorprendida por mi rehabilitación. No era consciente de que tenía tanta fuerza. Me noto mucho más ligera y me canso mucho menos que cuando llegué”. Su caso no es único y, posiblemente, cuando leas esto, ella ya esté en casa, porque su proceso de recuperación en Tercera Actividad se ha completado. ¡Ojalá su experiencia sirva para que ahora, tras leer este artículo, hayas cambiado tu concepto de residencia! Si no es así, siempre puedes visitarnos y comprobarlo, solo tienes que llamar.