fbpx

No hay edades, sino experiencias: Teresa, toda una vida en Perazancas de Ojeda

No hay edades, sino experiencias: Teresa, toda una vida en Perazancas de Ojeda

Tercera Actividad, Teresa

Rezuma ternura por cada poro de su piel. Sus ojos claros y su expresión serena transmiten paz la de quien ha aprendido a afrontar cada día con una sonrisa, aportando siempre lo mejor de sí. Llegó a nuestro centro de Aguilar de Campoo hace apenas unos meses y afirma sentirse como en casa, aunque, a ratos, se acuerda mucho de su pueblo Perazancas de Ojeda.

No es para menos, Teresa o Tere, que así la conocen sus amigos, nos cuenta que ha estado “siempre, siempre, siempre” allí. Primero con sus padres y sus hermanos y, después, con su marido, Jesús y sus hijos. Hablar de Perazancas es, pues, recordar la infancia con sus cuatro hermanos. La escuela a la que no fue mucho, “porque había que trabajar” y los juegos con los amigos: las tabas, el castro o el pite. Son recuerdos con banda sonora que, dependiendo del momento, lo mismo reproduce una canción infantil “tres navíos en el mar y otros tres en el pajar” que los pasodobles que tocaban durante las fiestas en la octava del Corpus.

En la memoria de Tere se dibuja una escuela llena de niñas, por aquel entonces, las aulas estaban separadas por sexos y podía haber “30 o 40 chavales” en cada una para “un solo maestro o maestra”. “Éramos más de 130 vecinos”. Hoy, como en muchos otros pequeños pueblos del entorno, apenas quedan 30, la mayoría optaron por marcharse para labrarse un futuro mejor, alejado de la dureza del campo y de la tierra, que tan bien conoció la generación de Tere.

Habla con orgullo de sus cinco hijos y sus cinco nietos, “todos independientes”, quienes la visitan a menudo. Nos explica que aquí, en Tercera Actividad, ha recuperado antiguas aficiones, ya casi olvidadas, como pintar o leer. “He leído mucho, venía el bibliobús al pueblo y me encantaba leer libros de historia o de Miguel Delibes”. Además, ha forjado nuevas amistades, como la que la une ahora a su compañera de habitación, con quien comparte paseos y confidencias. Y, ahí las dejamos, aprovechando el veranillo de San Miguel, para dar un paseo por el jardín y disfrutar del otoño en la mejor compañía.

 

Una respuesta

  1. […] amigos y vecinos hemos visitado el Santuario de la Virgen del Rebollar, donde algunas, como Tere, han recordado cómo se abría la puerta del templo y, otros, como Julián han aprovechado para […]

Los comentarios están cerrados.