Cuando en junio de 2020 llegó a Tercera Actividad León lo hizo con el pelo teñido de un rosa que en origen fue fucsia oscuro y con el tiempo, a base de lavados, acabó por aclararse. La pillamos en la hora del “chupito”. No se asusten, café, sin más. Pequeños detalles que dan cuenta de que, “Covi”, como la conocen cariñosamente en Tercera Actividad, es una mujer de 83 años libre y sin complejos.
Confiesa que tiene el corazón dividido entre Villanueva del Árbol, el pueblo que la vio nacer, y Villaquilambre, donde ha pasado la mayor parte de su vida, 60 años. Nos cuenta que era la única mujer, entre cinco hermanos. Recuerda, como si fuera ayer, su niñez y adolescencia. Los muchos días que faltó a la escuela por tener que ir a trabajar al campo. Cómo tras cuidar de las vacas jugaba un rato a la “Calva” con los amigos. ¿En qué consiste? “En pinar con un palo una estructura de cuatro palos en vertical y 2 en horizontal”. No debía dársele mal.
Recuerdo tras recuerdo, llegamos a 1955. Covadonga tiene 18 años y le han dejado salir a las fiestas Robledo. Allí conoció a su marido, Francisco, “con el que estuve de novia hasta los 23 años”. Trabajan un tiempo en un caserío de Otero, cuidando vacas, hasta que les surge la oportunidad de hacerse con una tienda de ultramarinos en Villaquilambre. “Vendíamos mucho y de todo”. Tanto que pudieron trasladarse a un local más grande donde abrieron un supermercado. Covadonga conducía la furgoneta, visitaba los almacenes y nunca tuvo ningún problema. La trataban con cariño y en el pueblo era bien conocida por todos, “hasta por los perros y los gatos”, afirma socarrona.
Tiene dos hijos y un nieto y se le ilumina la cara al recordarlos a ellos y a su marido, que falleció hace un par de años. ¡Cuántos viajes juntos, cuántos bailes, cuántas ferias, cuánto trabajo y buenos momentos! Con él, se fue su mitad, su media naranja. Aunque no le olvida, la vida sigue y hoy Covadonga es parte de la alegría de Tercera Actividad León. No es raro verla hojeando alguna revista del corazón, para estar al día de lo pasa. Siempre abierta, participativa, dicharachera, amable y despierta. Fue la encargada de dar las 12 campanadas el Día de Noche Vieja y es que a “Covi” nada se le pone por delante.
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