Estudió enfermería en tierras valencianas, donde comenzó su andadura laboral. Posteriormente se trasladó a Madrid y, en febrero de 2020, inició, como ella misma cuenta, “su aventura en León”.

Durante los últimos cuatro años, ha trabajado como enfermera de urgencias y, además, le ha dado tiempo a estudiar un Máster de urgencias, emergencias y catástrofes. La pandemia, le pilló de pleno, y “al igual que todos mis compañeros de profesión, tuve que aprender muchas cosas sobre la marcha y trabajar muy duro”. El recuerdo que le queda de aquellos días también lo es, porque “vivimos situaciones complicadas y, como siempre, los más vulnerables eran las personas mayores”.

Marina, que así se llama nuestra compañera, confiesa que siempre ha sentido  “debilidad por ellos”. “Mis abuelos siempre lo han sido todo para mí”. Lo tiene claro y, por eso, se encuentra cómoda en Tercera Actividad, donde puede transmitir su cariño, compromiso e implicación a los residentes del centro.  

Como enfermera, su principal trabajo aquí es “prevenir, tratar y cuidar a mis pacientes, mantener su estado de salud lo mejor posible e intentar incentivar su autonomía”. ¿Lo que más valora en su día a día? Acaba de aterrizar, pero tiene claro, que para ella lo fundamental son “los valores y el cariño con el que se trata a cada persona, cómo se les cuida y, cómo, a pesar de que muchos estén solos se les hace ver que aquí tienen una familia”.