Como él mismo nos cuenta, es licenciado en Sociología y graduado en Fisioterapia. Tras dedicarse un tiempo a la atención y apoyo a refugiados políticos, adolescentes con problemas judiciales y personas con discapacidad intelectual, lo dejó todo, se desvinculó del mundillo y, al cabo del tiempo, comenzó formaciones de yoga y técnicas corporales, para estudiar, después, fisioterapia. “Echaba de menos trabajar para las personas en algo más esencial”, comenta.

Gracias a esa segunda especialización, llegó hace apenas un mes a Tercera Actividad Aguilar, donde, como fisioterapeuta, se ocupa de “identificar y tratar disfunciones neuro músculo esqueléticas”. ¿Cómo? Cooperando con la persona, mediante un trabajo en equipo que implica, “un constante aprendizaje con el objetivo de mejorar su calidad de vida”.

¿Qué es lo que más valora de su día a día en el centro? Lo tiene claro, “trabajar con las personas diariamente me supone un desafío constante de rechazo de ideas preconcebidas y actitudes supuestamente expertas, a veces razonadas y otras más compulsivas; me obliga a aprender a respetar y poner los medios para situar a la persona en el centro de toda planificación y decisión”, afirma. Lo consigue siempre, con la mejor de sus sonrisas, a través del acompañamiento e imprimiendo en cada gesto, “ todo el entusiasmo y cooperación del que soy capaz”.